Historia del payaso… según la Británica.
(según la Enciclopedia Británica)
Un payaso es un personaje cómico familiar (es decir para toda la familia) de pantomima y circo, al que se conoce por su inconfundible maquillaje, extravagante indumentaria, travesuras ridículas, y bufonadas, y cuyo propósito es provocar la risa. El payaso, a diferencia del loco o bufón tradicional de corte, comúnmente desempeña una rutina de conjunto caracterizada por el humor visual, situaciones absurdas, y acción física enérgica. Algunos de los ancestros más cercanos al payaso estaban presentes en la antigua Grecia. Estos cómicos eran pelados al cero y rellenados con añadidos para parecer más grandes de lo normal. Actuaban como figuras secundarias que utilizando la mímica, parodiaban las acciones de los personajes más serios y a veces, incluso tiraban nueces a los espectadores. Algo parecido al clown, estuvo también presente en la pantomima Romana. Este clown, llevaba un sombrero puntiagudo y una túnica con coloridos parches y remiendos, y era el blanco de todas las bromas y del abuso de su persona por parte de sus compañeros de escena.
El «clowning» fue una característica general en las actuaciones de juglares y malabaristas medievales, pero el clown no emergió profesionalmente como actor cómico hasta finales de la Edad Media, cuando comediantes viajeros, comenzaron a imitar las payasadas de los bufones de corte y locos de sociedades amateurs, así como a los «Enfants sans Souci», quienes se especializaron en drama cómico en los tiempos de festivales.
Las compañías ambulantes de la Italiana Comedía de l’Arte, en algún momento posterior a mediados del siglo XVI, desarrollaron uno de los clowns más famosos y duraderos de todo el tiempo, el Arlechino, o Harlequin. El Harlequin comenzó como un sirviente cómico, o tonto, pero pronto se convirtió en un tramposo y astuto acróbata, usando una máscara de dominó negra y llevando un palo o accesorio ruidoso con el que frecuentemente zurraba a sus víctimas.
El clown Inglés surgió del personaje vicioso de las obras medievales de misterio, un bufón y bromista que podía engañar a veces hasta a el mismísimo diablo. Entre los primeros clowns profesionales estuvieron los famosos William Kempe (ver clowns de ayer) y Robert Armin, ambos conectados con la «Shakespeare’s Company». Actores Ingleses ambulantes del siglo XVII fueron los responsables de la introducción de clowns de escenario en Alemania, entre ellos había personajes como Pickelherring quien fue el favorito en Alemania hasta el siglo XIX. Pickelherring y sus compañeros vistieron disfraces de clown que apenas han cambiado hasta el día de hoy : grandes zapatos, abrigos sin mangas, y sombreros, con escarolas (cuello rizado) gigantes alrededor sus cuellos.
El tradicional maquillaje del clown de cara blanca (en la foto de la izquierda el Carablanca Pipo Sosman) se cree que fue introducido por el personaje de Pierrot, el clown Francés con cabeza rapada y cara enharinada. Su primera aparición fue a finales del siglo XVII. Fue creado como un tonto para Harlequin, Pierrot se suavizó sentimentalizándose gradualmente. El pantomimo Jean – Baptiste-Gaspard Deburau tomó el personaje a principios del siglo XIX y creó un famoso amante enfermizo, clown patético, cuyo melancolía ha permanecido desde entonces en la tradición del clown.
El primero de los verdaderos clowns de circo fue Joseph Grimaldi (ver apartados «Clowns de ayer» o «Historia del payaso»), el cual realizo su primera aparición en Inglaterra en 1805. El clown Grimaldi , llamado «Joey» se especializó en clásicos trucos físicos, acrobacias, caídas, tropezones, «pratfalls» y bofetadas payasescas. En 1860 un cómico de comedia simple apareció bajo el nombre de Augusto, el cual tenia una gran nariz , amplias ropas, zapatos grandes, y maneras desaliñadas. Trabajó con el clown de carablanca, al cual siempre le estropeaba sus trucos apareciendo a destiempo y dándole la vuelta a todo.
Adrien Wettach «Grock» (ver clowns de ayer), fue un famoso clown que provocaba la risa en su lucha continua con objetos inanimados. Las sillas se derrumbaban bajo el. Uno de sus gags clásicos es el del taburete que estaba demasiado lejos del piano, para solucionarlo él empujaba el piano hacia el taburete.
La figura del clown en el cine culmino con el inmortal «pequeño vagabundo» Charlie Chaplin, con sus trajes inadecuados, su desafinado caminar y sus maneras de ganador-perdedor.
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