TEXTOS SOBRE PHILIPPE GAULIER
(escritos por uno de sus alumnos)
Como comprobareis la filosofia de Gaulier se aplica en estos textos a otros campos, como el lideraje empresarial, en cualquier caso siguen siendo muy interesantes.
Muchas gracias a todos los que colaboraron en la traducción al castellano: Montserrat Gili, Josep Roca, Brian, Talachito, Wendy.
Los texto han sido cedidos a Clownplanet por Fastcompany.com.
Reprinted from the MONTH, YEAR issue of Fast Company magazine.
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1 – ¡¡¡ABURRIDOOOO!!!!
2 – LA MUJER DEMASIADO-LINDA
3 – EL PECADO DE SER ABURRIDOOOOOOS
4 – CIRUGIA DEL ALMA A CORAZON ABIERTO
5 – TRANSMITE TU CLOWN
6 – LA ESCUELA DE HUMANIDAD Y EL TEATRO DE LA COMPLICIDAD
7 – LA ESCRITURA PRIMITIVA EN LA CUAL SE ESCRIBEN LOS NEGOCIOS.
8 – PONIÉNDOSE EN CONTACTO CON EL CUERPO DEL LIDERAZGO
9 – INTERPRETÁNDOTE A TI MISMO TAN GRANDE COMO LA VIDA
10 – SIDEBAR: EL MÉTODO DE GAULIER
11 – DOMINANDO SERIAMENTE LA OBRA
12 – SIDEBAR: MANÉJESE CON CUIDADO CONTIENE ARTE PELIGROSO
1 – ¡¡¡ABURRIDOOOO!!!!
Esto es exactamente lo que Philippe Gaulier enseña a los líderes a no ser. El usa técnicas teatrales para ayudar a los posibles líderes a encontrar su clown interior. Por Harriet Rubin – Junio 2000
Hay una silla en el escenario. Dos competidores alrededor. Cuando la música se detiene, sólo uno de ellos se sienta. Esa persona será el mayor – el poder, el líder, la fuerza. El perdedor se vuelve el menor y sale. Este es un juego de niños – sillas musicales—pero esta vez, está enseñando una lección en liderazgo.
En este juego, cuando la música se detiene, la persona que coge la silla no sólo se sienta en ella— la posee. El Mayor se infla todo para llenar la silla. Se revela en su nuevo asiento, declarándose nacido para esa percha, destinado para ese rol. El no es gracioso, no en ese momento. El está adorando cada minuto en que está sentado en esa silla. Y al mirarlo, nosotros también. Hay algo tan justo en esa sentada. Es perfecto! Disfrutamos viéndolo sentado en esa silla, inclusive más de lo que podríamos disfrutar si tuviéramos nuestro precioso culo en la silla ganadora. Y el Menor? Qué pasó con el Menor? El Menor está a un lado — astutamente nos atrae hacia él. Está lleno de movimientos tontos, desde la lánguida mueca que lleva en su rostro, la alicaída flor de su solapa, hasta el vil gateo en que se ha convertido su nueva forma de estar a un lado. Su versión del perdedor, realmente, está casi ganando: Es conmovedor, encantador — y tan perfecto como la ostentación del Mayor. El Menor, también nos ha tocado. El , también podría convencernos de cualquier cosa—inclusive ese arrastraste en el piso polvoriento es divertido. Así tenemos al mayor y menor conectados con una cuerda interior de emoción y energía que podríamos seguir a cualquiera de ellos.
El mayor y el menor están, de hecho, aprendiendo a ser líderes. Pero ellos están estudiando un tipo de liderazgo que va más allá del tradicional requerimiento de ser claros, motivadores e inspiradores: El liderazgo que ellos aprenden le enseña a la gente a ir a la yugular. Mayor y menor están entre los 26 alumnos de esta clase quienes aprenden a extraer del fondo del corazón del liderazgo pasando de la razón de sus mentes a la profundidad de sus respuestas emocionales. Es a este nivel interior en que la gente deposita su profunda lealtad a extraños. Piensa en la manera en que la música toma posesión de ti: verdadera, loca y profundamente. Ahora imagina un liderazgo que te toque tan profunda, primitiva y completamente. Esa es la esencia del liderazgo.
Esta clase se lleva a cabo en L’ecole Philippe Gaulier — una escuela no tradicional al norte de Londres que recompone todo lo que pensábamos saber acerca del arte del liderazgo. Es una escuela para líderes, aunque no sea una escuela de liderazgo. El director –el maestro—es un clown.
Philippe Gaulier, 57, se asegura que su escuela se enfoque en un objetivo esencial: cómo no ser aburrido. Sin saberlo, muchos de nosotros somos profundamente aburridos. Profundamente. Y los líderes son los más aburridos de todos. Lo que no entienden es que ser aburridos limita su poder y mina su efectividad. Cada vez que Gaulier ve algo mínimamente aburrido en su clase, el mira al infractor a los ojos y gruñe, «estás aburriendoooooooooo! Adiós inmediatamente!» . Si estás en las tablas en una producción teatral o en las tablas de la vida real — el «teatro con consecuencias»— cuando las luces brillan sobre ti, debes volverte más grande que la vida.
Gaulier está complacido con los más recientes Mayor y Menor, porque son de todo, menos aburridos. Actùan como líderes— un arte que se aprende mejor a la inversa: primero dominas la situación, después te conviertes en líder. Otros dos estudiantes inician un nuevo juego. Cuando la música se detiene, la mujer se lanza a la silla como si su cuerpo fuera una bolsa de mercado y se convierte en Mayor. Sus ojos se fijan en el menor, mientras engancha al perdedor en la clase de insípida conversación que tendrían dos extraños: «de dónde vienes?» ella pregunta. «Yo vengo de Nueva York», responde el menor. «Y tú?» Esto no es liderazgo, esto es parloteo. Nadie está escuchando; a nadie le interesa. El mayor debe sostener su lugar de poder — la oficina del líder—pero ella tiene cero control sobre nosotros, sus seguidores, su audiencia.
Gaulier aguanta sólo un minuto de esta miseria. Después él enciende abruptamente la música — aburridoooo! Y echa fuera a este Mayor y Menor. Adiós inmediatamente.
«La gente está lista para Gaulier cuando ellos sienten que hay más dentro de ellos de lo que se están permitiendo expresar! Dice Isabelle Anderson, 49, una ex-alumna de Gaulier que usa alguna de sus técnicas dramáticas para entrenar CEOs, autores, líderes de negocios en comunicaciones, oradores y presentaciones de habilidades. «Ellos pueden sentir que lo han hecho muy bien, pero el poder los ha evadido».
Cuando una promoción, el sentido de ambición o la necesidad de representar, lleva a la gente fuera de la zona en donde se sienten seguros, dice Anderson, esa gente «sale de si misma para entrar en una identidad mayor. Allí es cuando empiezan a sentir que no son lo suficientemente buenos para pasar al siguiente nivel».
Ronald Reagan entendió esto — como un actor representando a un líder que representa a un líder que representa a un actor. Hay un arte para entender la postura , voz y momento dramático. Los grandes líderes lo saben instintivamente; los otros lo aprenden. Gaulier les dice a sus alumnos que ellos no necesitan actuar un rol— tienen que representarse a si mismos cómodamente. El enseña técnicas teatrales que ayudan a la gente a contener su humanidad.
2 – LA MUJER DEMASIADO-LINDA
Había una vez una mujer que era demasiado linda. Qué tan linda era esta mujer demasiado linda? Esta mujer era tan increíblemente linda… que a nadie le gustaba.
La mujer demasiado linda corre alrededor de la habitación siguiendo las instrucciones de Gaulier. Cuando uno está corriendo, dice él, tu cuerpo revela el rol que te captura, el rol que te limita: rígido y juzgador, liviano e infantil, agresivo y enérgico. Cuando te estás moviendo, no lo puedes ocultar. Los generales lo saben — también lo sabe Gaulier. Los pasos de esta mujer son ligeros, tiene una sonrisa angelical en su rostro.
«tú eres demasiado linda», le dice Gaulier. La mujer disfruta el reproche. Para ella, «demasiado linda» está bien. Pero luego Gaulier le saca el aire a sus neumáticos. » Eres tan linda que no convences. Eres aburridaaaaaaaa!» Es verdad. Es tan linda, que ni siquiera te puede convencer de que lo es.
Rápidamente Gaulier le hace una cirugía al alma. Le advierte sobre como está atrapada en su rol de auxiliadora. Efectivamente, le advierte sobre como cada cosa que ella hace – la forma en que camina, respira, conversa, coquetea—limita su efectividad.
El liderazgo se comunica más allá de solo ideas, visión o valores. Los gestos también comunican liderazgo—rápido y seguro. La mujer demasiado linda no tiene lo que necesita para controlar la atención. Y Gaulier no le quitará el anzuelo hasta que lo consiga.
Aburridoooo? Gaulier está calificado para hacer este juicio: El es maestro Zen en Dilbert suspenders (¿). Todo sobre él contradice todo lo demás sobre él. Siendo francés, esperas un alto grado de formalidad. Esperas ser reprendido por cualquier cosa menos que perfecta. Pero Gaulier ama el riesgo y la tontería. Usa barba y parches de Jean Paul Sartre y lentes redondos como Nutty Professsor. Esperas que se extienda en la teoría. En vez de eso tienes demostraciones de cómo amar lo que haces… como amarlo tanto que el placer se vuelve el centro de tu poder y tu autoridad. Toma el placer total en todo lo que hagas, insiste Gaulier, aún en el solitario trabajo del liderazgo.
Pero nuestra joven Madre Teresa no puede romper su cáscara demasiado linda. Le ha dicho que es aburrida y se ha puesto más insípida aún. Gaulier le pide que actúe como el animal que ella prefiera. Ella opta por un cisne… no es una inspirada elección! De hecho, es una elección insípida: ella ya es como un cisne, y haciendo la mímica del comportamiento de un cisne, sigue atrapada en su vieja rutina.
«Escoge tu castigo» demanda Gaulier. «Un beso o un golpe». Como la mujer es aburrida, Gaulier la hace escoger entre dos castigos que la sacan de su seguridad. Ella debe elegir entre convencer a otro alumno para que la bese – que no es tarea fácil en una habitación llena de extraños—o aceptar el golpe.
Nuestra Hermana del Amado Corazón juega otra vez a lo seguro: decide aceptar el golpe. Gaulier la hace doblarse por la cintura, poner las manos atrás y le da una patada de karate por atrás. Sus golpes no son más incómodos que un típico masaje suizo. Aún así se siente. Tu trasero en el aire y tu cabeza en los tobillos, sientes que te partes en dos. Después de eso te sientas con los otros condenados por aburridos. Y luego, te levantas y pruebas el ejercicio otra vez.
3 – EL PECADO DE SER ABURRIDOOOOOOS
Una cosa en la que Gaulier insiste en que sus alumnos se conviertan en mejores seres humanos. «la gente se hace más pequeña en cada encuentro» dice. «Si estás en la luz, tanto en el escenario como en la atención de alguien no puedes ser pequeño. Tú no eres sólo eL espacio alrededor de tus zapatos. Si no tomas el placer de las pequeñas cosas que haces, entonces no tienes un aura.
«Tienes que ser tan encantador», dice Gaulier a sus estudiantes, «que la gente debe pensar, ‘Si mi hija se casa con este hombre yo seré jodidamente feliz’ Si tu no exudas placer, entonces no puedes ser un actor—o un líder. Con 2000 luces brillando sobre ti, tienes que emitir una bella libertad. Tiene que parecer que no estás asustado».
El liderazgo puede ser estresante. Y durante los momentos de presiòn, la gente tiende a acercarse. Esto es cierto para un actor en las tablas, tanto como para un líder sobre el cual están los ojos de los demás. Cuando ocupamos una posición que requiere más de lo usual de nosotros – hacer el brindis en un matrimonio, motivando a un equipo o a un grupo de directores—nos contraemos.
El valor nos abandona y nos desinflamos. El resultado es que no transmitimos nuestras ideas con convicción.
Liderazgo significa venderte a ti mismo con una promesa—de ideas, productos o misiones. Pero frecuentemente, cuando tenemos una idea o producto para vender, en vez de levar el desafío – el Mayor inflàndose para llenar la silla!— nos encogemos. » Si tu presentación se disminuye, es por la contracción que se produce en tu nivel de confianza» explica Isabelle Anderson. «para poner color alrededor, para hacerlo osado, debes ir a contra corriente de tu vida normal.»
Así que cómo haces para actuar con la absoluta convicción que hará que otros te sigan? Piensa en hacer un brindis en el matrimonio de un amigo. Todos los ojos están sobre ti. Todas esas miradas, toda esa atención, toda esa expectativa te hace sentir disminuido. Tú dices las cosas correctamente, pero tu voz aún suena débil, pequeña y delgada — como la de un actor de película clase B. Tienes grandes palabras y grandes sentimientos para transmitir, pero no estás a la altura. Tus palabras necesitan la correcta combinación de comodidad y convicción. Cómo cambiar esto?.
«Expresar tu convicción y posición sólo siendo tú, siendo natural, es fantástico» dice Anderson. «Pero si eres tan natural que no estás en un estado de energía alta, entonces podrías estar abordando gente en un bus. El trabajo de Gaulier se basa en ser mayor que la imagen que tienes de ti mismo, no diferente de ella».
Llegar a este estado de alta energía es lo que Gaulier enseña. Para poder liderar, tienes que atrapar la atención de la gente—y robarles el corazón. Con simplemente volverte más interesante no solucionarás el problema. Mostrando experiencias reales de vida o premios que ganaste para poner en tu curriculum te darán más temas para hablar, pero ninguna de esas cosas disminuirán tus oportunidades de ser aburrido. La razón por la que la gente es aburrida es porque siguen un mal libreto.
«Las personas inician conversaciones en un tono agresivo» dice Anderson. «El primer instinto en comunicaciones es ‘ Yo te voy a mostrar!’ El libreto oculto que la mayoría de gente lleva a cada contacto es uno de confrontación.. una tácita prueba de tu actitud. Hacemos esto instintivamente; ni siquiera nos damos cuenta. Porque somos autosuficientes, entramos a una conversación anticipando rechazo, conflicto o la necesidad de protegernos. Estas emociones nos contraen. La autosuficiencia crea una barrera entre la gente».
Además, la autosuficiencia detiene toda acción. Aísla a la gente, y , lo peor de todo, es aburrida.
Aburre a la gente y perderás su atención—y el permiso para liderarlos. Gaulier trata de sacar lo que no es aburrido en una persona. «Es una vergüenza cuando andamos por allí siendo tan aburridos», ríe Anderson, «cuando tenemos el potencial para no serlo»
Un líder aburrido nunca pasa de ser un manager. Un aburrido Nelson Mandela no hubiera liberado a Sudáfrica del Apartheid. Un aburrido Jack Welch no hubiera inspirado a General Electric para ocupar el primer o segundo lugar en la industria. Un aburrido Steve Jobs hubiera significado la muerte del Apple Computer hace mucho tiempo, en vez de su nacimiento o renacimiento.
Dice Gaulier: «El teatro es una extensión de la vida. Las mismas leyes gobiernan a uno y al otro»
4 – CIRUGIA DEL ALMA A CORAZON ABIERTO
Para entrenar atletas, les haces correr. Para entrenar líderes, les haces… ¿qué exactamente? ¿Les enseñas dirección? ¿Les enseñas administración? ¿Les enseñas confianza? O quizá les enseñas cómo trabaja realmente la condición humana: cómo dar con lo que hay debajo de la sofisticada superficie humana; cómo encontrar la conexión que hace que dos completos extraños se identifiquen con una idea, un proyecto, una visión, incluso lo desconocido. ¿No es el liderazgo, al fin y al cabo, una elevada forma de venta, donde lo que vendes es el futuro? Si quieres vender participaciones del futuro necesitas algo más que técnicas empresariales de manual.
Lo que dispara esa conexión, lo que supera la tendencia de cualquiera a ser aburrido, es el lenguaje de la complicidad. Es el lenguaje del acuerdo, de la cooperación, y de la comunicación lo que conecta a los líderes con sus oyentes, seguidores y clientes – golpeando profunda y directamente en su centro emocional.
El placer es el gran aglutinador. Cuando los que actúan se lo están pasando en grande –cuando controlan su propio poder, y tienen acceso al poder de otros- todo el mundo se da cuenta. Si un actor está forcejeando, o está distraído, o infeliz, tu lo notas inmediatamente. Te distancias de todo lo que diga. Hay una complicidad entre los lideres y sus seguidores, la misma complicidad que existe entre actores y su público. «Durante una gran actuación, nadie se queda fuera de la experiencia», dice Gaulier. «Todo el mundo participa de ella. Es algo intimo y gozoso». Una gran actuación es compartir un secreto, un guiño, o una broma con el público. Es el momento en el que conectas con tus seguidores. Una vez esa conexión se ha producido, puedes pedir lo que quieras –y lo tendrás. Y a partir de ahí, dice Gaulier, vendrá una acción, un futuro.
¿Cómo aprendes ha hablar el lenguaje de la complicidad? Encontrando el punto fijo, la verdadera personalidad, el verdadero TÚ en todos los papeles que interpretes. Sabrás que lo has encontrado cuando te encuentres como en casa donde quiera que estés.
Para ayudarte a encontrar ese punto, Gaulier te despoja de seriedad. Bajo todas esas responsabilidades, miedos, e instintos de seguridad se encuentra tu verdadera personalidad. Gaulier, de un golpe, devuelve a sus estudiantes a su identidad básica, burlándose de su aspecto para alcanzar la fuente de su energía en bruto –el punto fijo, la verdad de la cual obtienen su mayor placer. «Mucho de su trabajo arroja tu identidad en la coctelera», dice Anderson. «Esa energía en bruto que Gaulier busca es quién eres y en quién tienes el potencial de llegar a convertirte».
Una vez encuentres tu verdadera personalidad, serás capaz de encontrar placer en la propia actuación y en el mismo trabajo. Un líder que siente placer transmite una sensación de elevada energía. Y para alcanzar esa meta, Gaulier enseña a profesionales serios como jugar a ser clown.
El clown es el personaje que más mueve a la complicidad. Es el aristócrata ligeramente patoso, la persona que baila como un loco al borde del peligro. El clown es el personaje que engancha nuestra simpatía, que habla por nosotros, que dice y hace lo que no se puede decir ni hacer –y haciéndolo, se convierte en el pararrayos de nuestras emociones.
Gaulier busca el clown en todos sus estudiantes. Y sabe el lugar preciso donde encontrarlo: normalmente es el rol que la gente juega con mayor seriedad. «Esta es la parte del curso de cirugía a corazón abierto», dice. «Puedo ver el alma de la gente y revelarla. Ese es el propósito de mis clases. Y por eso no deberías ser aburrido sino divertido –para que los otros puedan ver tu alma.»
Los clowns juegan a fondo. No tienen nada que perder, así que tienen toda la libertad que deseen. Ese es el placer con el cual los demás conectan.
Interpretar tu parte más seria como clown, te permite reírte de ella. Una vez que dejas de estar atado a aburridas apariencias –¡una vez que dejas de tomarte a ti mismo tan condenadamente en serio!- eres libre para actuar con placer. Los clown actúan para un público y les importa un pito si la gente se ríe de ellos. Y porque no les importa, son libres.
5 – TRANSMITE TU CLOWN
Gaulier no ha terminado con la señora demasiado linda. El se voltea a la clase y dice «Ella podría hacer una gran clown del ejército de salvaciòn «Bajo la mirada de Gaulier, es obvio lo que está mal en esta mujer: su extrema seriedad. Ella está interpretando a la «linda» como si fuera Meryl Streep, en vez de Meg Ryan. Es esta seriedad la que la atrapa. Dejamos de escuchar cuando ella empieza a hablar, nos apartamos de ella. No nos captura. Es un punto sutil pero profundo: ella mina su propia autoridad interpretando el rol de «linda» con una seriedad indestructible.
«El personaje del clown te permite mostrar tu mayor fuerza» dice Gaulier. Juègalo y liberarás esa parte tuya que es demasiado seria, demasiada envuelta en apariencias, miedosa, autosuficiente, un viejo hábito. «Con frecuencia» Continúa, «tu rol más amado te mantiene pequeño». Esta mujer debería interpretar Medea o Climenestra (dos furias en el escenario cuya rabia se vuelve salvaje). Gaulier no sugiere que la señora demasiado linda empiece a apuñalar gente. El está sugiriendo que ella interprete el rol de la chica buena no como el papel de su vida cotidiana sino como un risible clown del ejército de salvación. Ella debe jugar su lado serio para causar risa. Eso le dará placer. Eso la liberará. Dice Gaulier: » Ella se ve como una bailarina– graciosa, ligera. Pero ese ideal no es saludable. Su momento para ser una bailarina ha terminado.
La señora demasiado linda esta a punto de aprender a reìrse de su lado serio. Una vez que lo logre, ella se volverá más accesible tanto para ella misma como para los demás. Los héroes tienen su propio humor. Esta mujer está a punto de descubrir el suyo.
Ella empieza a actuar su parte clown. Empieza desempolvando a la gente, usando una gran estúpida mueca cada vez que hace algo servil. Cada gesto que ella usa como rutina, ahora le pone un sentido. La sonrisa es exagerada. Su cabeza se mueve tontamente. Empieza a encontrar su diversión. Este rol le està dando placer y su seriedad se va desvaneciendo. Está felizmente sorprendida. Más tarde en ese día, su rol de diligente adquiere un poco de locura. Sus gestos educados se vuelven menos automáticos, más sutiles y meditados. Cuando ella difiere con alguien, lo hace con palabras floreadas, como si lo hiciera como un regalo. La transformación se está produciendo. Esta mujer se ha vuelto grande.
«Hazme maravilloso» dice la gente. Lo que realmente quieren decir con eso es: «No me cambies». L’ecole Philippe Gaulier es una escuela para líderes: Vuelve a la gente maravillosa y la cambia.
Caminas a través de una gota en la cortina de la realidad cuando vienes a estudiar con Gaulier. Esta es la dimensión del teatro, que es un tanto irreal. L’ecole Philippe Gaulier permanece en la parte oscura y triste de Londres como salida de «The Hobbit» de J.R.R. Tolkien, en el suburbio Cricklewood de Londres. El primer día de clases, 26 personas entran corriendo de la lluvia, al hall de una iglesia convertida. Paganos? Hobbits? No puedes estar seguro, ni siquiera cuando se presentan como estudiantes de Philippe Gaulier.
Son estudiantes, pero también son maestros. En la primera impresión, muchos de ellos parecen quedarse clavados. Hacen contacto visual. Sus caras abiertas te atraen. Se fijan en tu memoria como un poderoso personaje de película grabado en el tiempo. Como logran esto con un simple apretón de manos y un hola? Placer. Complicidad. Conexiòn.
6 – LA ESCUELA DE HUMANIDAD Y EL TEATRO DE LA COMPLICIDAD
Gaulier no nació para aburrir. Por la mitad de su vida, el fue un poco insípido. Creció en una parte de París que estaba rodeada por una prisión y un cementerio que guardaba los huesos de Simonie-Gabrielle Colette y Alejandro Dumas. Para un alma sensible, el vecindario era un Three Mile Island espiritual. La atmósfera estaba seriamente contaminada, emocionalmente radioactiva, todo demasiado serio para el joven Philippe.
«Cuando tenía 26 años, me enfrente a una crisis» Recuerda Gaulier. «Como actor, ya no tenía ningún placer de mi trabajo. Cuando no sientes placer con tu trabajo, no tienes ninguna posibilidad de subir de nivel o de sentirte más libre. Yo quería ser un actor trágico, y cada vez que lo intentaba, fallaba. Un amigo mío, un actor trágico absolutamente encantador, me dijo ‘Debo tener un destino horrible. He sido un bastardo, he comido con los perros’ Eso no me ha sucedido a mí. No tuve una vida tan dramática, pero quería vivir más completo. Estaba bloqueado. No sabía qué hacer, así que decidí ir a la escuela de Lecoq. Estuve allí como estudiante por dos años y después como maestro por nueve años más. En Lecoq yo descubrí el placer por el trabajo y por la vida».
Con el legendario maestro de actuación Jacques Lecoq, fundador de la Escuela Jacques Lecoq, Gaulier aprendió el secreto: Tu puedes perfeccionar cualquier gran visión que tengas de ti mismo—si tu trabajo te da placer. Así es como un actor o un líder inspira a sus seguidores, atrae creyentes, gana contratos y construye visiones que se vuelven realidad. Gaulier escuchó la primitiva música del liderazgo en la escuela de Lecoq..
Años más tarde, la revolución estaba barriendo París. «los dioses del sistema estaban cayendo, estaban en el infierno» Gaulier dijo sobre 1968, el año que vio a los estudiantes tomar las calles de las ciudades en todo el mundo. Ahora, 32 años más tarde, en las ciudades de todo el mundo, el sistema está cayendo otra vez—esta vez en los negocios. Las compañías del antiguo sistema económico están luchando. Los nuevos clowns, mavericks y provocadores están en la cima. Los guiones están siendo re-escritos, los roles se están revirtiendo.
Lecoq, que murió en 1999, llevó su escuela como una especie de escuela de humanidad. «Los primeros estudiantes no eran sólo actores, también habían sicólogos, ministros, doctores, arquitectos y escritores» dice Anderson. En 1991, Gaulier se mudó a Londres, donde puso su propia escuela. Entre sus alumnos están Roberto Benigni, Helena Bonham Carter y Emma Thompson.
La cosa más subversiva acerca de esta nueva forma de enseñar, dice Gaulier, es el énfasis en el placer. El trabajo tiene muchos paralelos al método actoral. Actores como Robert De Niro y Al Pacino habitan en el dolor, la soledad y el miedo. Ellos usan esas cualidades para su arte – así como la mayoría de trabajadores saturados de trabajo sacrifican su vida para tener carreras más poderosas. El problema es que bajo esa filosofía de trabajo, los actores tienden a vivir vidas atormentadas. Gaulier no vio futuro en esta ruta. El tomó el camino opuesto: complicidad y clown. Este camino no solo es más poderoso, cree él, sino que también se traduce en una vida más feliz y menos estresada. Liderazgo—comando de escena— viene de una cosa: placer. Y no puedes comunicar placer a menos que lo sientas.
7 – LA ESCRITURA PRIMITIVA EN LA CUAL SE ESCRIBEN LOS NEGOCIOS.
¿Recuerdas cómo tus mejores profesores asumieron su autoridad ante ti? Ellos lo hicieron siguiendo las leyes del melodrama. Olvidemos la parte de la información. El Magnífico Profesor se inclina hacia adelante y entonces habla bajo, con voz misteriosa. El no hablaría de números; lo haría respecto de los grandes temas: la vida, la muerte, el amor, la miseria. Si en una disertación acerca de la evolución y la esperanza de vida de la gente, por ejemplo, el profesor tiene que dramatizar, «Como desde la Segunda Guerra Mundial la esperanza de vida de las mujeres excede a la de los hombres». El se pondría físicamente en una historia, representando el papel de un observador en un cementerio de la Guerra Civil, caminando al frente de su aula como si lo hiciera sobre la misma tierra del cementerio. Una vez allí, señalaría una capilla familiar, leyendo las lápidas sepulcrales de una serie de tres mujeres casadas: «Hezekiah quien murió a los 23 años durante un parto está aquí; Rebecca, madre de dos, descansa al lado de ella, murió a los 28; Emily está a unos metros, muerta a los 18, y en la cúspide de la capilla yace el marido de todas ellas, Thomas, muerto a los 48 años. «El profesor no contaría simplemente una historia; sino que nos introduce en la historia misma». Ése es el melodrama.
El melodrama no es la damisela atada a las vías del ferrocarril, más bien se refiere a los grandes temas: el bien, la verdad, la belleza, y el mal que debe ser conquistado. Esta es la base, el elemento esencial, la escritura primitiva en la cual se escriben los negocios.
Pensemos en la mayoría de los anuncios: «Estás muerto si no compras un traje de Armani». «Estás dejando a tu hijo a la deriva si no inviertes en Seguros John Nuveen». «Declaras tu amor si obsequias a tu pareja un diamante de Deberes». El melodrama es la escritura de cualquiera que te persuade a comprar o a hacer algo más.
Hay un punto en el curso de Gaulier cuando tomas lo aprendido sobre la complicidad, sobre encontrar tu punto fijo, y lo pones a trabajar en algo grande. El melodrama exige a la persona a ser grande, a ser «el gran…», Gaulier les dice a sus estudiantes. «¿Qué tan grande tienes que se para alcanzar a tu público?, la mayoría de las personas no se acerca al tamaño correcto. La mayoría de las personas son «bonitas», o pequeñas o se minimizan, resultan tan aburriiiiiidos que nadie los observa». El actor que asume el melodrama debe «actuar para los dioses», dice Gaulier.
Gaulier nos regresa a los orígenes del melodrama para mostrarnos por qué los actores tenían que volverse más grande que la vida misma para llamar la atención de su público. «Esto fue siempre oscuro en el escenario y los «Dioses» los campesinos sentados arriba en el balcón, no podían ver a los actores», dice. ¿Qué es lo que tiene el público en sus estómagos? Dos botellas de vino si ellos estuvieran a dieta, tres o cuatro si no lo estuvieran. Esa es la misma respuesta que enfrentamos hoy con las personas distraídas por mil cosas. En los viejos tiempos del teatro, todo nadaba frente a los ojos del público. Mueve tu cuerpo, y podrías confundir a tu público. Para interpretar un melodrama en esa escena, Gaulier continúa, las acciones de uno tenían que ser grandes.
El melodrama es el teatro para las personas pobres. Actores y líderes no usan con naturalidad gestos suficientemente grandes para ser vistos por un público que está lejos físicamente, sentados en un balcón, o lejos en el sentido de que el público es ajeno al mensaje debido a la incertidumbre o al cinismo. Ellos deben aprender a ofrecer una flor con encanto. Ellos deben aprender a actuar hacia la muchedumbre.»
Gaulier enseña a sus estudiantes que el melodrama no es exageración. Es el relato de emociones, sufrimiento, y simpatía. Él le pide a una mujer joven parase de frente al grupo y decir, «Mi hermana vendió su cuerpo para comprarme esta silla.» Él le dice a ella que debe romper nuestros corazones cuando pronuncie estas palabras, si no lo hace, entonces habrá fallado en asumir el mando ante nosotros; intenta con fuerza pero no logra tocarnos. Al principio, sobre actúa: «Mi hermana vendió su cuerpo para comprarme esta silla», dice, mientras pretende sollozar y entonces inclina la cabeza. Gaulier sabe que no ha logrado romper ningún corazón. «El melodrama está en los gestos pequeños», le dice, ella debe ganar la simpatía de su público antes que nada, debe ganarla incluso antes de decir su línea. «Mira hacia arriba pero con la cabeza baja «, le dice Gaulier, ese simple gesto nos derrite. Es el gesto perfecto de la complicidad (sin mencionar la mirada atractiva de «Princesa Diana»). Pero los estudiantes todavía no puede captar su línea para trabajar con ella; Gaulier pide a dos hombres jóvenes que se sitúen de pie detrás de ella, en cuanto ella empieza a decir su línea, les pide que se inclinen y besen suavemente su cuello, ellos realizan este extravagante ejercicio, y ella susurra su línea con profundidad, su voz se abre, es todavía suave aunque clara. Gaulier le hadado un estímulo animal de placer, ¡ser besada, dos veces! es bastante para estimularla físicamente para que ella traiga el placer dentro de su línea y nos conecta con sus emociones; ella al fin llena el escenario y nosotros estamos con ella. La ridiculez de la línea desaparece, nosotros sentimos la música, la inflamación de sus emociones. Los jóvenes que la besaron desaparecen; ya no los necesita. «Una vez que tienes ese idioma de complicidad en el cuerpo, lo llevas contigo y puedes usarlo fácilmente, como sea necesario», dice Gaulier.
Gaulier cree que una vez que escuchas o sientes el poder del melodrama en tu actuación, éste se queda en tu cuerpo. Nunca te olvidas de él, recordarás cómo capturar al público, cómo obtener su simpatía, el conocimiento del propio cuerpo es intrínseco a asumir la dimensión de tu humanidad.
8 – Poniéndose en contacto con el cuerpo del liderazgo
Gaulier dice que el cuerpo puede ser el instrumento más convincente del liderazgo. Él predica una conciencia de lo físico y una apreciación para ello. » A veces sientes tanta luz y fuerza que quieres enamorarte — o comprar un buen bocadillo » dice él.
«Es un día hermoso, y quieres traer aquella conciencia física en tu trabajo.»
No todos los líderes alcanzan su completa dimensión, lo que Gaulier llama «el aura». «Hay una especie de permiso que sientes alrededor de ciertas personas,» dice él. «El carisma amplía el alcance del cuerpo un pie en todas las direcciones. Somos más grandes cuando tenemos carisma.»
En la cena al final del taller del día, Gaulier se explica advirtiendo dos actitudes de comensales. En un final del comedor hay dos hombres blancos que llevan unas camisas tan pálidas como su piel. Ellos comen, mueven sólo sus manos y bocas. Sus cuerpos y caras están, de no ser así, casi inmóviles. En otra mesa, una familia negra ríe y comparte el alimento. » ¿Qué grupo crees que sueña más? » Gaulier me pregunta. Digo, sin vacilación, los comensales negros. Están relajados, animados, se comunican con sus cuerpos. Los hombres blancos parecen estáticos y sepultados. Cuando usted mira a algunas personas, su imaginación está lista para trabajar» dice Gaulier » Ellos le dan más de una apertura. Aquellos son los líderes a quienes la gente quiere seguir. Aquellos son los líderes quienes estimulan la imaginación «
Los líderes deben mostrar energía — «pero no la energía cruda,» advierte Gaulier.» La energía debe ser entrenada des del impulso, en el espíritu. » El problema con la mayor parte de líderes consiste en que, aunque tienen energía, permanece en su mente.» Cuando permanece en tu mente, no te diviertes, ni sueñas, ni siquiera te animas, » dice Gaulier. «No puedes decir una historia.»
Los gurúes del liderazgo y los directores de teatro insisten en que su trabajo sea interpretado a su fin completamente en el reino de lo psicológico. Es por eso que la mayor parte de líderes, como la mayor parte de actores, han desarrollado, la fabulosa sutileza de gamas — pero sólo desde el cuello hacia arriba. Para jugar el papel del líder íntegramente, no es suficiente sólo con la expresión facial y vocal. Actores excepcionales, como líderes excepcionales, siempre han llevado su cuerpo entero a sus papeles.
Isabelle Anderson cree en aquel entrenamiento del cuerpo del líder no debería pararse con la fuerza que se desarrolla, la flexibilidad, o la coordinación. «Podrías hacer 100 abdominales y todavía parecer que no inspiras» dice ella, » porque haciendo abdominales no desarrollas la conciencia o el conocimiento de lo que están expresando tus gestos. » En otras palabras, los líderes deben desarrollar un cuerpo que sea un instrumento expresivo, no solamente un instrumento físicamente exacto. Ellos deben desarrollar un cuerpo inteligente.
«Hemos perdido tanto la conciencia del cuerpo como una expresión de quienes somos que dirigimos sólo des de la cabeza hacia arriba» sigue Anderson.» Pero básicamente, somos animales. Cuando dos animales se encuentran, ellos evaluan el uno al otro rápidamente: ¿amigo o enemigo? ¿Dominante o sumiso? Tenemos sólo una fracción de tiempo, unos segundos, para establecer nuestra autoridad.»
Utilizando las enseñanzas de Lecoq y Gaulier, Anderson analiza los cuerpos según tipos de energía: » Somos cada uno predominantemente una cabeza, un pecho, o una personalidad de cadera «, dice ella. » Las personas de cabeza son distintas porque ellas andan con su cabeza liderando el camino — precediendo su cuerpo una pulgada o dos. » La personas de cabeza tiende a definir sus papeles intelectualmente y relacionarse casi exclusivamente con otros por ideas , números, o conceptos. Ellos dejan a los que no están sobre su misma longitud de onda en el frío.
Las personas de pecho están concentradas en sus pulmones o en su voz, » dice Anderson. «Ellas pueden andar con su pecho hacia afuera y hablar con una voz forzada. Para estas personas, todo es pasión, aliento, inspiración. Ellas fácilmente pueden estar agotadas: Pueden consumir su energía en un papel demasiado inspirado, demasiado ligero, demasiado difícil de seguir.
» Las personas de cadera se mantienen firmes, caderas y piernas firmemente plantadas, los pies cuadran en el suelo, » ella sigue. » Su energía nunca fluye más alto; ellas no son inspiradoras. Las personas de cadera tiende a ser arraigadas, conservadoras. Ellas emiten un sentimiento de peso y de determinación.»
La evaluación de tu tipo de energía te ayuda a localizar tu obstrucción de energía. Te ayuda a encontrar los puntos dentro de ti donde estás muerto — los puntos que te mantienen en el aburrimiento. Entonces es un asunto de distribuir tu energía para que fluya por tu cuerpo entero. Como tu energía se mueve por tu cuerpo, ganas dimensión y autoridad. La mayor parte de tipos hipnotizados son los que cuyos cuerpos enteros comunican energía. Ésos son los cuerpos del liderazgo.
Anderson dirige a sus clientes en los ejercicios que centran su energía. Las personas de cabeza están de pie descalzas y menean los dedos de los pies. Les dicen andar deliberadamente – el talón, la planta, el dedo del pie. Cuando andas con la intención enérgica, comunicas aquella intención a otros. Al mismo tiempo, te haces inconsciente de otros. Mágicamente, una multitud clara. Un caminante intencionado puede separar mares.
Anderson tiene un ejercicio diferente para las personas de pecho. Ella les enseña como respirar des del estómogo, romper la obstrución de sus pulmones.» El aliento está conectado a la mente,» dice ella. Un ejercicio que ella enseña a la gente de pecho es como profundizar su aliento para ayudar a su mente a que se vuelva estable y clara: «Pon tu mano sobre el abdomen, aspira, y cuenta hasta 10, » dice ella. » Nota cuando respiras si la mano se acerca o se aleja del cuerpo. Cuando la mayoría de las personas aspiran, sus manos entran. Cuando espiran, sus mano salen. Se equivocan, y sobresalta a la mayoría de las personas que lo aprenden. Cuando aspiras, tu estómago debería ampliarse, entonces tu mano debería trasladarse. Te haces más grande cuando estás lleno de aire; puedes usar esto para empujar emociones grandes, hacer conexiones cómplices.
» Siempre debes tener un aliento profundo bajo tu voz, » ella sigue. » Si no, la oratoria no es nada más que tu voluntad. Y nunca un sonido es tan eficaz como cuando la oratoria es tu convicción. Respira correctamente, y tu convicción hablará.»
Las personas de cadera son instruídas para inclinarse adelante para ocupar la mente y hacerse más parecidas a unos líderes. El cuerpo del liderazgo usa la energía de comunicar animada y entusiasmadamente. «Es, «dice Anderson, «tanto como una exigencia como ser delgado, apto, o sano».
9 – Interpretándote a ti mismo tan grande como la vida
¿Así que uno necesita ir a una escuela de interpretación para aprender todo esto?, le pregunto a Gaulier. No, dice «la vida es una escuela. La experiencia te enseña muchas cosas. Pero a menudo, aprendemos las cosas equivocadas de nuestras experiencias.
«Muchos hechos hacen que nos contraigamos,» continúa «Aprendemos a interpretar/jugar papeles más y más pequeños». Una mujer puede pensar que es estúpida porque ha tomado un par de decisiones malas. Su voz se hace cada vez más callada y se convierte en menos creíble. Su efectividad disminuye sin ella saber por qué. Otros ven que está interpretando/jugando el papel de la criatura asustada, pero ella no lo ve.
O un hombre puede sentir que no tiene derecho a mostrar sus emociones porque no cree en ellas. Así que, el también, actúa sin placer. No puede dedicarse a propósitos más grandes. Cuando las experiencias nos amenazan y nos hacen más pequeños, tenemos que dejar los gestos que nos limitan, que hemos aprendido. Es ahí donde el arte del teatro es tan útil. Podemos aprender a convertirnos en personajes más grandes siendo más nosotros mismos.»
Harriet Rubin ( [email protected] ) es la autora de «The Princessa: Machiavelli for Women» ( Doubleday, 1997 ) y «Soloing: Realizing Your Life’s Ambitions» ( HarperCollins, 1999 ), además de la directora de Working Diva ( www.ivillage.com/workingdiva ). Contacta con Philippe Gaulier ( [email protected] ) o Isabelle Anderson ( [email protected] ) por e-mail, o visita L’ecole Philippe Gaulier en la Web (http://dspace.dial.pipex.com/town/lane/kba31/index.htm ).
10 – Sidebar: El Método de Gaulier
En los primeros días del presidencialismo, para ser un líder usted tenía que interpretar un papel. Escribe Richard Brookhiser en: «Fundando Padre»: Redescubriendo a George Washington (Prensa Libre, 1996), «Personaje…era un papel que se interpreta hasta que uno se convierta en él. Cada hombre tenía un personaje que mantener; cada hombre era un «actor de carácter». Interpretar un papel no disminuye la autenticidad u honestidad. Puede significar que se actúa como uno mismo con elevada energía y habilidad. Para lograr ésto, siga estas técnicas que Gaulier recomienda.
1. vuélvase un punto fijo. No se mueva mucho alrededor al entregar su mensaje. Un movimiento eficaz puede comunicar significativamente usando solamente gestos de complicidad, como inclinándose hacia su público como formulando una conspiración.. O puede ser tan simple como agregando una pausa entre sus líneas: «Usted tiene ojos bonitos». pausa. «Béseme.» o, «hace ochenta y siete años», haga una pausa, «nuestros padres sacaron adelante de este continente a una nueva nación.»
2. sea modesto en la relación a su público. Comparta sus momentos de sufrimiento.
3. muestre orgullo en lo que está diciendo y haciendo. Como un ejercicio de precalentamiento, Gaulier les pide a los estudiantes ponerse de pie y decir, «Mi hermana vendió su cuerpo para comprarme esta silla.» Dígase a sí mismo antes de hablar y engendrará olas de simpatía.
4. sienta el placer en el juego. No sobre actúe, dice Gaulier: «Si usted actúa demasiado y no muestra su placer, usted no tendrá éxito.»
5. la acción es importante. introduzca su cuerpo. No espere que solamente las palabras entreguen su mensaje.
6. dé la cara a sus oyentes. No vuelva la cara frente a ellos o les de su perfil: Eso le hará parecer demasiado remoto, demasiado altanero.
7. diviértase con su voz. Varíe su tono.
8. sea sutil y ligero. No permita que sus acciones lo hagan pesado.
11 – Dominando Seriamente la Obra
¿Por qué tantas personas se están aburriendo–y por consiguiente fracasan como líderes? «Ellos se olvidan de la diversión», dice Gaulier. «Ellos se olvidan de cómo jugar en los momentos serios. Lo más divertido que usted tiene, lo más destacado de las circunstancias de la vida, usted no se obsesiona por ellos. Puede usted ser serio respecto a estas cosas y aún así puede divertirse.»
Gaulier aconseja: Mire la figura que más admire e imagine a esa persona con una nariz roja. Ríase de esa caricia, y su verdadero y enérgico papel saldrá a flote.
Para descubrir el papel que usted está interpretando demasiado en serio -y aburridamente- piense en un personaje con quien se identifique, una conducta que usted idolatre. ¿Quién es su héroe –en el cine, en la política, en los negocios, o en la literatura? Lo más probable es que ese protagonista tenga un equivalente, un compañero que incluya las características opuestas. Para el Supeman su equivalente no es Lex Luther sino Jimmy Olsen, inepto e ingenuo. Para el Llanero Solitario, es Toro, el compañero fiel que huye del reconocimiento. Para el Rey Lear, es el bufón, el tipo que no es alcanzado en su propio genio. Su papel dominante es su Clown.
Existe gran libertad y placer actuando el papel del Clown. A los Clowns no les importa quien se ría de ellos—esto por qué, en la literatura, los tontos dicen siempre la verdad. En la corte del rey, el bufón es el más sabio de todos, y el consejero «sabio» es el más tonto. Los tontos y los Clowns pueden salir con cosas que otros no pueden. El Clown atraviesa el fuego sonriendo y sale ileso. Es la máxima libertad: la libertad para tomar riesgos.
Un Vicepresidente Corporativo me dijo recientemente, «yo pienso que Larry Ellison es un payaso, pero yo confío en que él hace grandes cosas», El único error en esa frase es el «pero.» En las condiciones de Gaulier, alguien como Larry Ellison, presidente de Oracle Corporation y Director Corporativo, hace grandes cosas porque él es sin miedo lo que aparenta. Él actúa la parte del payaso de buena gana. Eso le brinda placer, y evoca placer y complicidad a los otros.
12 – Sidebar: Manéjese con cuidado Contiene Arte peligroso
«El teatro es un arsenal potencial de armas nucleares para el liderazgo», dice Isabelle Anderson. «Hay una historia sobre una maestra suplente que fue contratada para entrenar a un político en su postulación a un alto puesto. Aunque a la maestra no le gustó la política del candidato, ella estaba de acuerdo en mostrarle los secretos del teatro. El político ganó la elección fácilmente, y ella enfermó hasta el desmayo» Es una historia que contar. Es una forma de dibujar a las personas en esa historia. Éso es el teatro. Como un abogado, Gandhi podría contar una historia convincente persuasiva. Él encuadró sus hechos, presentaba los casos importantes – y los perdió. Él falló en todo hasta que aprendió a ordenar sus pasos actuando como un santo, en dramáticas túnicas blancas conduciendo a un comportamiento llamado «resistencia pasiva».
Algunos de los más grandes líderes americanos han entendido la teatralidad en el liderazgo: Reagan más que Bush. Clinton más que Dole. En los negocios, hemos apreciado al teatro en el liderazgo y el lenguaje de la complicidad en las acciones de Jeff Bezos, John Chambers, Larry Ellison, y Steve Jobs. Ellos actúan como entretenedores quienes tienen que estar en orden para comunicar ideas arriesgadas, perturbadoras, potencialmente revolucionarias; para burlar las defensas de otros líderes; y para forjar vastas comunidades.
Jean Lipman-Blumen, profesor de política pública y de conducta organizacional de la Universidad Claremont y autor de «El Borde Conector: Destacando en un Mundo Interdependiente» (Jossey-Bass, 1996), llama tales figuras «Fase 3 líderes», porque ellos no confían en órdenes simples o aún en modelos persuasivos. En cambio, ellos confían en algo más cercano al teatro para dibujar profundas y extensas conexiones – «complicidad», para usar el término de Gaulier- y para hacer realidad lo que es aparentemente imposible.
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